jueves, marzo 30, 2006

PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y REFORMA DEL ESTADO.

PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y REFORMA DEL ESTADO.

Notas para el Foro Internacional de Participación Ciudadana. Cedemun- CPE
Cancún, Qro., Septiembre 13, 2002
Miguel Bazdresch Parada. Iteso. Iglom.


1. El Estado de suyo es una abstracción. Sin embargo las sociedades recurren a ella para organizar la conviencia de acuerdo a principios y fines compartidos. Los principios del Estado no son pues una abstracción sino producto de la razón política de quienes acuerdan convivir para lograr ciertos fines y según esos principos fundamentales.

2. En México, el Estado del siglo XX fue construido según los principios del movimiento social revolucionario. Fue en Estado conformado por los principios de la filosofía liberal en general y en particular aplicados a la situación nacional generadora de la revolución. Al mismo tiempo se recogieron los principios liberales juaristas, preconizadores del individualismo libertario e incorporaron el igualitarismo de los socialismos propios de la época. Nuestro Estado del XX fue híbrido en su ideología, liberal y social a la vez.

3. Los revolucionarios, sin embargo, no pudieron sustraerse a la realidad de ser los vencedores de la lucha y de tratar de vencidos a quienes se les opusieron. Así, se aceptaron principios de Estado mediante los cuales la “reacción” quedó sin participación significativa. La economía quedo en manos del Estado, aunque poco a poco se construyó una economía mixta; la educación y la salud públicas quedaron en manos del Estado, la tierra se repartió entre los campesinos formados en ejidos o en pequeños propietarios. La participación en política, si bien se organizó en partidos politicos, el régimen quedó a cargo de la aprobación discrecional de la legalidad de los hombres fuertes y las alianzas entre ellos. En síntesis, se formo un estado de vencedores y vencidos.

4. Los giros de la economía y el progreso del conocimiento científico y técnico dio origen a una economía menos nacional y más internacional cada vez. Y la capacidad del Estado para cumplir sus compromisos de Estado frente a una creciente masa de ciudadanos expectantes del fruto de su confianza en el gobierno, disminuyó y obligó a revisar el pacto revolucionario y sus principios. Los últimos 25 años del siglo XX fueron una lucha entre la conservación de la misma estructura de conviencia social, económica y política y las evidencias del imperativo de apertura a la relación con el mundo desarrollado.

5. Consecuente con el cambio estructural la sociedad mexicana paso de ser una sociedad nacionalista y con la mirada hacia adentro, a ser una sociedad abierta, plural, consciente cada vez más de las diferencias vigentes entre los mismos mexicanos, antes homogeneos; abierta sin culpabilidad a los aportes de otras culturas y otras ideas; y crecientemene consciente de sus derechos y obligaciones ciudadanas.

6. Ese cambio mermó la funcionalidad de las instituciones revolucionarias y poco a poco dio paso a la desconfianza, en la medida que fue necesario desmontar el aparato de un Estado de bienestar para pasar a un Estado de mercado. La convivencia y el tejido social fueron claramente pasto del deterioro. Quiza hoy estamos en un momento de máxima tensión divergente entre los actores y las fuerzas sociales.

7. Estos cambios obligan a un cambio del viejo y vetusto estado revolucionario, ya mermado por la apertura y el cambio estructural en la economía y la pluralidad, pero aun con ciertas vertebras basadas en aquella ideología triunfante. Hemos de avanzar aun más en la construcción de un Estado con los principios de pluralidad, democracia participativa, gobernabilidad democrática, autonomía de las instituciones del Estado, y protección y promoción de los derechos individuales, económicos, políticos y sociales de los mexicanos. Nada fácil combinar tradición, cultura dominante y nueva ideología global.

8. Sin duda que el Estado debe seguir conservando los principios de República Federal, hoy renovados por la ciencia política y congruentes con la historia y la cultura nacional.

9. Es en este marco de Reforma del Estado que tiene sentido pensar en el principio de la participación ciudadana, no como una mera acción coincidente con la acción gubernamental del Estado, sino como una acción vertebradora de la misma acción de gobierno.

10. La participación ciudadana adquiere su sentido como principio de Estado cuando se descubre la imposibilidad de mantener la sola representación vía electoral como forma de manifestar la voz y las ideas de los ciudadanos, en nuestra sociedad múltiple, numerosa, plural e interesada. Ha de combinarse la representación con la participación.

11. No sería justo, y si simplista, tratar de mermar la representación con la participación. Si bien el Estado ha de abrirse a formas de escuchar y levantar la voz de los ciudadanos con mayor claridad, no sólo mediante la escucha consultiva, sino con efectiva participación en ciertas decisiones que afectan a los ciudadanos, la incorporación del principio de la participación ha de ir más alla.

12. Tampoco se trata de “endosar” a los cidadanos las tareas propias del gobierno, con base en una noción “localista” de las tareas gubernativas.

13. Se trata de articular la participación ciudadana de nuevas maneras en las instituciones del Estado. Participar mediante la reelección. Mediante la fiscalización. Mediante la mejor información. Mediante la reforma del gobierno local.

14. Por tanto una vertiente de la Reforma del Estado, particualrmente importante en el nuevo contexto de apertura, pluralidad y cambio cultural, es la reforma del gobierno local bajo los nuevos principios del Estado para articular la participación ciudadana a la representación y a las tareas republicanas.

15. Reformas concretas posibles:
15.1Renovar el artículo 115. Se tratría de hacer un artículo que le de un ámbito de poder al municipio de manera congruente con los demás poderes. Ahora le da funciones y organización pero le falta el poder.
15.2Rehacer desde su raíz el cabildo como un órgano de los ciudadanos y no de los partidos. Ahora los regidores representan a partidos o a corrientes dentro de los partidos, no a los ciudadanos. Implica la elección territorial de los ahora regidores, la elección de ciudadanos no necesariamente miembros de partidos, elecciones en tiempos secuenciales, la reelección y la asignación al cabildo de la tarea de vigilancia del gobierno.
15.3Reconocer la participación ciudadana para decidir no sólo para consultar. En el ámbito de presupuesto en obra pública ya existen suficientes ensayos en los municipios del país para formular ahora si una reforma legal acerca del presupuesto participativo. Por ejemplo, se puede reformar las constituciones locales para organizar la participación en las decisiones, por ejemplo, de presupuesto local; al menos en algunos de los rubros.
15.4Establecer la obligación del gobierno municipal de informar con transparencia a los ciudadanos, los detalles del ejercicio del gasta pero sobretodo la racionalidad de los proyectos de gobierno, los límites y restricciones y las posibilidades. En otros países ya se piensa en el órgano responsable de la información nacional como autónomo y casi como otro poder, siempre constituido con un fuerte enlace con los ciudadanos y sus organizaciones. El gobirno local es un exclente ámbito para iniciar reformas de este estilo.
15.5Darle autonomía a los órganos fiscalizadores estatales y municipales y al mismo tiempo modernizar la idea de fiscalización para pasar de la contabilidad a la evaluación social del gobierno. Un componente ciudadano en la estructura fiscalizadora mediante participación responsable de ciudadanos organizados puede darle fuerza operativa a estas nuevas instituciones.
15.6Revisar la automonía municipal. ¿Se puede seguir hablando de autonomía sin una base económica sostenible? Implica un profundo cambio en la concepción del diseño de recaudación y gasto público. Se puede empezar por apoyar a los gobiernos locales en una mejor estrucutura del impuesto predial, a partir de las experiencias exitosas en este ámbito, cuando se incorpora la participación ciudadana a la reforma de la administración pública.

16. Un gobierno local organizado con los principios de la democracia participativa y no sólo representativa, y su operación pertinente, puede ser la escuela que nos falta para redefinir el Estado nacional bajo otra idea, más humana y justa, de la convivencia social mexicana.

Miguel Bazdresch Parada.
Iteso - Iglom